Inflación, tema recurrente en la agenda económica argentina

La economía es tema de agenda para cada uno de los argentinos. En ese marco, la problemática de la inflación no es nueva, sino que es protagonista desde hace años y constituye una de las principales preocupaciones del país.
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(ARGENTINA).-Por un lado, la inflación acumula 16,1% en los primeros tres meses del año, mientras las consultoras estiman un piso del 5% para abril. En ese contexto de aceleración inflacionaria, luce difícil el cumplimiento de la meta del 48% anual que se incluyó en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Si bien la inflación redunda en todos los sectores y parece ser un problema en escala, los últimos años el tema se volvía a instalar en la agenda.

La normalización del INDEC fue una de las promesas de campaña del presidente Mauricio Macri, que asumió el 10 de diciembre de 2015. En ese entonces, la inflación en Argentina se ubicó en torno al 30% según índices regionales de referencia que divulgó el Instituto, a la espera de un indicador único cuya elaboración demorará al menos ocho meses.

Durante diciembre las subas más significativas, en ambos índices, se registraron en los rubros Alimentos y bebidas, Salud, Restaurantes, Equipamiento para el hogar, Transporte y Esparcimiento.

Cabe recordar que el FMI aprobó en el 2013 una moción de censura a los datos oficiales suministrados por Argentina, ante la enorme diferencia entre los indicadores gubernamentales y las estadísticas de entidades privadas.

Desde enero de 2014 el INDEC empezó a divulgar el índice de inflación a partir de una nueva metodología consensuada con FMI, que de todos modos siguió distante de las mediciones privadas.

Ahora bien, en marzo de 2016, al dar su primer discurso de apertura de sesiones ordinarias del Congreso, Mauricio Macri afirmó: «Somos uno de los países con mayor inflación del mundo. El Presidente indicó, además, que en los últimos 10 años habíamos tenido «un promedio anual arriba del 20% y un acumulado aproximadamente del 700%”. Su gran objetivo era conseguir dominarla.

Los datos que utilizaron para el mensaje presidencial estaban basados en estadísticas no oficiales, como el Índice de Precios al Consumidor del Congreso (IPC), elaborado por consultoras privadas y difundido por diputados, y el “consenso de economistas para años anteriores.

Es que bajo la órbita del entonces secretario de Comercio Interior del kirchnerismo, Guillermo Moreno, el INDEC fue acusado de «oscurantismo estadístico» y sus cifras perdieron credibilidad.

Con el comienzo de la era Macri, en diciembre de 2015, el nuevo gobierno prometió “transparencia” en la difusión de las estadísticas oficiales.  En ese marco, el entonces presidente resolvió tomar cómo válidos los índices difundidos por los organismos estadísticos de la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de San Luis.

La inflación en 2016 cerró en el 40%, considerando ambas mediciones (CBA arrojó 41% y San Luis 31,4%) más el consenso de las consultoras que aportaban datos al IPC Congreso.

De hecho, durante ese año, más precisamente en abril, se registró el hasta hoy mayor porcentaje de inflación. El indicador que difundía el organismo estadístico porteño arrojó un 6,5% producto de la suba del dólar tras la salida del cepo y los primeros aumentos fuertes en las tarifas de servicios públicos.

La inflación en 2017 cerró en 24,8%, bastante menos que el año anterior pero casi ocho puntos por arriba de la meta trazada por el Gobierno. Otra vez la suba en las tarifas de los servicios públicos, sumada a la decisión de liberar el precio de los combustibles -punto de partida para una sucesión de aumentos-, presionaron sobre la evolución de los precios.

En el final de ese año tuvo lugar un evento que marcó un punto de inflexión. El 28 de diciembre el Gobierno convocó a una conferencia de prensa en la que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, anunció la modificación de las metas de inflación.

En el anuncio, del que participaron también el por entonces presidente del BCRA, Federico Sturzenegger, el ministro de Finanzas, Luis Caputo, y su par de Hacienda, Nicolás Dujovne, se postergaron las metas de inflación originalmente previstas. Así, en 2018 se esperaría un 15%, en 2019 un 10% y en 2020 un 5%, datos que no coincidieron con la realidad económica del país.

Si se considera la inflación acumulada desde el 28 de octubre de 2019, cuando se estableció un férreo control de cambios con tope de USD 200 mensual para la demanda privada, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC acumuló 156% en 29 meses transcurridos desde noviembre de 2019.

Sin embargo, en 2022, la meta acordada entre el Gobierno actual y el FMI estableció que la inflación aumentaría este año entre el 38% y el 48% como máximo. La aceleración de los primeros meses y las expectativas del mercado motivaron la corrección de esa proyección.

 

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2002 vs. 2022

Si se analizan los números del INDEC en modo comparativo, el récord de inflación en marzo de 2022 sólo es superado por abril de 2022, cuando tocó el 10,4%.

Según un reporte de Bloomberg en línea, hay algunos puntos para analizar en ese sentido:

1- Dólar

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«Más allá de los valores nominales -el dólar había pasado de costar $1 durante casi una década a moverse con picos de hasta $3 entre febrero y abril-, se puede observar la diferencia entre abril 2002 y marzo 2022 en base a la cotización real del peso», dice el estudio.

2- Reservas

«Para finales de marzo de 2002, las reservas brutas del Banco Central se ubicaban en torno a los u$s 12.700, mientras que ahora llegan a u$s 43.136 millones». Según fuentes consultadas por Bloomberg Línea, «las tenencias netas de la autoridad monetaria se encontraban en terreno negativo: un rojo de u$s 6.000 millones aproximadamente. «Hoy las reservas netas estarían por encima de los u$s 7.000».

3 – Déficit fiscal

Según un documento publicado por el Ministerio de Economía, «Argentina había cerrado 2001 con un déficit fiscal primario del 1,96% del PBI, que fue rápidamente revertido en 2002.  En tanto, el déficit financiero de 2001 había sido del 7,03%. En tanto, 2021 terminó con déficit primario del 3% del PBI y un desequilibrio financiero del 4,5%».

Según un informe de IARAF, la meta del déficit cero o equilibrio primario podría lograrse en 2025, aunque depende del cumplimiento a rajatabla de las condiciones del FMI.

4- Salarios

«Allá por 2002, cuando se dio la inflación más alta en lo que va del siglo, el salario promedio en Argentina se ubicaba en u$s 382, según información de la consultora Econométrica, tomando como base sueldos brutos al contado con liquidación actual (precios constantes). En tanto, en enero de 2022, el salario registrado se encontraba en un promedio de u$s 494», compara Bloomberg Línea.

5 – PBI

«Argentina había finalizado 2001 con un PBI per cápita de u$s 7.208,37, según cifras del Banco Mundial. Pero tras la fuerte crisis en diciembre de 2002, el indicador cayó a u$s 2593,41. Tras el máximo histórico de u$s 14.613 en 2017, hoy el PBI per cápita estaría en u$s 9.359,70″. Aclara Bloomberg Línea que «este número es estimado y contempla un crecimiento sobre aumento poblacional del 9,1% en relación al valor de diciembre 2020 (última cifra consolidada)».

Imagen política y ánimos ciudadanos

La consultora Horus Inteligencia Cognitiva, especializada en la investigación y análisis de creencias, valores, emociones, comportamientos y conductas, informó los resultados de un relevamiento en el que el 76% de la conversación digital sobre inflación es sobre quiénes son los responsables, mientras que solo el 24% es sobre las consecuencias.

Respecto al primer punto, entre quienes hablan sobre los causantes de dicho problema, el 89% menciona al Gobierno Nacional en primer lugar, criticando el esquema económico propuesto y las medidas implementadas para subsanar los índices de inflación. Macri y la oposición aparecen en segundo lugar con el 9% y los empresarios y sindicatos en tercer lugar con el 2%.

Dentro del 89% que asigna responsabilidad al Gobierno Nacional, el 79% crítica el esquema económico y las medidas implementadas para subsanar los índices de inflación mientras que el 7% dice que la causa principal de la inflación es la emisión monetaria. Por su parte, otro 2% sostiene que la culpa es de la emisión de planes y ayudas sociales destinadas a la población vulnerable.

“Se evidencia una crisis de confianza, y una pérdida de credibilidad, potenciadas por las metas de inflación planteadas en el 2021 que no se cumplieron, y que se traducen en el malestar y enojo de los usuarios. En este contexto, responsabilizan al Estado Nacional, y sobre todo al presidente Alberto Fernandez por la situación actual de la inflación y también de la pobreza”, explica Esteban Neme, socio de Horus, Inteligencia Cognitiva.

En este contexto, el descreimiento y el miedo hacia el gobierno y la situación son los principales sentimientos que manifiestan los ciudadanos, quienes se muestran preocupados por la inestabilidad económica y la dificultad para sostener la economía doméstica -de hecho, la investigación arrojó que la personalidad de los argentinos tiene un 59% de inclinación hacia la Estabilidad vs. un 41% hacia el Riesgo y Cambio, lo que altera fuertemente al ciudadano-.

Dicho descreimiento provoca un círculo vicioso donde se deslegitima cualquier otra medida que el gobierno proponga para combatir la inflación, y genera, además, un ambiente perfecto para el miedo y la suba de precios.

“Al día de hoy el 79% de las acusaciones son críticas genéricas al modelo económico y deslegitimaciones al Presidente, aunque solo un 10% son críticas con fundamentos técnicos (emisión, planes sociales, FMI). Es decir, en este contexto, el aspecto principal es la crisis de confianza, donde predomina la mención del culpable sin necesidad de justificar concretamente el por qué”, finalizan desde Horus.

 

 

 

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