GLOBAL: Emprendedurismo y brecha de género, datos que alertan

Según datos de la OCDE, se estima que desaparecieron 35 millones de emprendedores. De estos posibles empresarios, tres cuartas partes son mujeres.
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Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por los efectos de la pandemia, la falta de financiamiento y la crisis actual, se estima que desaparecieron 35 millones de emprendedores. De estos posibles empresarios, tres cuartas partes son mujeres, la mitad tiene más de 50 años y uno de cada ocho tiene menos de 30 años.

Según datos más específicos del reporte, de los emprendedores perdidos por la pandemia, el 75% son mujeres y el 25% son hombres.

Los menores impactos se registraron en aquellas ciudades donde los emprendedores están mejor educados y tienen un acceso mayor a banda ancha, donde pueden acceder más fácilmente al trabajo a distancia, porque ello les permite mitigar más los efectos negativos de la pandemia.

En tanto, hay más mujeres que dicen lanzarse a ser emprendedoras por “necesidad” sobre todo en países con alta tasa de desempleo y altas tasas de informalidad.

“La falta de diversidad en el espíritu empresarial es una oportunidad perdida para crear empleo y crecimiento a raíz del covid-19. Más financiamiento, inversión en habilidades y apoyo para las diversas necesidades de diferentes emprendedores son fundamentales para crear igualdad de oportunidades para aquellos que aspiran a administrar su propio negocio», refirió el Secretario General Adjunto de la OCDE, Yoshiki Takeuchi.

El organismo señaló que durante el período 2016-2020, el nueve por ciento de las mujeres en los países de la OCDE estaba iniciando y administrando nuevas empresas, en comparación con el 13 por ciento de los hombres. Estas brechas de género son causadas por varios factores, incluidas las barreras en los mercados financieros, las brechas de habilidades y las condiciones institucionales que afectan las motivaciones.

Según Gabriela Ramos, Directora del Centro de la OCDE para América Latina, la brecha de género en emprendimiento se debe a varios factores: “primero, es probable que las mujeres emprendedoras se sientan motivadas por factores diferentes y tengan ambiciones distintas que los hombres. Algunas ingresan a las filas del autoempleo para equilibrar mejor su trabajo y su vida personal y armonizar sus responsabilidades laborales y familiares. Otras abren un negocio para evitar la barrera invisible, conocida como “techo de cristal”, que enfrentan en el mundo del empleo”.

“Segundo, las mujeres encaran más retos para abrir y hacer crecer una empresa. Entre ellos, creen que carecen de las competencias empresariales adecuadas; les es más difícil tener acceso a financiamiento inicial, y encuentran redes empresariales más pequeñas o menos eficaces y marcos de políticas públicas que desalientan el emprendimiento femenino”, agregó.

Además, hay barreras culturales. Se piensa que ser emprendedor es un concepto “masculino”; esta creencia tiene raíces históricas de tiempo atrás —sustentadas por procesos culturales, sociales y económicos— y está incorporada en las actitudes y normas sociales y culturales.

Eso podría provocar que se considere a las emprendedoras menos “legítimas” de alguna manera, lo cual —según investigaciones realizadas— afecta el posicionamiento en el mercado y la imagen de las empresas propiedad de mujeres, restringe el flujo de recursos esenciales, e impide la realización plena de su potencial emprendedor.

No se pueden dejar de lado las actitudes sociales, que también son patentes a la hora de percibir el fracaso.

“Las mujeres son más propensas que los hombres a afirmar que el miedo al fracaso les impide empezar un negocio. En la Unión Europea, 52% de las mujeres indicaron que el miedo al fracaso les impediría abrir una empresa, en comparación con 42% de los hombres”, añadió la funcionaria.

Datos recabados por la OCDE ratifican que las mujeres tienden a operar tres tipos distintos de empresas: en los países miembros de la Organización, 70% de las que están autoempleadas trabajan en el sector de servicios, en comparación con 50% de los hombres autoempleados.

No obstante, aunque las mujeres son las que han resentido el impacto en el emprendimiento, los inmigrantes, los jóvenes, las personas mayores y los desempleados también presentan obstáculos para iniciar un negocio.

 

Mujeres emprendedoras en América Latina: avances y desafíos

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